BIENESTAR, CONFIANZA Y POLÍTICA EN TIEMPOS DE CRISIS: ASPECTOS DESTACADOS DEL ESTUDIO NACIONAL DE SACERDOTES CATÓLICOS (EE.UU.)
BRANDON VAIDYANATHAN, CHRISTOPHER JACOBI, CHELSEA RAE KELLY, STEPHEN WHITE & SARA PERLA
Brandon Vaidyanathan, Christopher Jacobi y Chelsea Rae Kelly pertenecen al Departamento de Sociología de la Catholic University of America. White y Perla colaboran con The Catholic Project, en la misma universidad.
Diciembre 2022 | Nº 1216
The Catholic Project. Clergy and Laity Together es una iniciativa de la Catholic University of America, que busca fomentar colaboración efectiva entre el clero y los laicos de la Iglesia a partir de la crisis de los abusos sexuales cometidos en dicho país. El 19 de octubre del año 2022 presentaron un primer avance con los resultados del mayor estudio de sacerdotes católicos realizado ese país en más de 50 años.[1] La investigación busca comprender mejor la experiencia y la vida de los clérigos, para lo cual fueron entrevistados más de 10 mil sacerdotes, pertenecientes a 191 diócesis y eparquías, además de 131 obispos. La Revista Católica publica de forma íntegra este informe preliminar.
Traducción de La Revista Católica
En las dos últimas décadas, la crisis de los abusos sexuales del clero en la Iglesia católica ha erosionado considerablemente la confianza entre los laicos y el clero. En 2002, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos puso en marcha una serie de procedimientos enumerados en la “Carta para la Protección de los Niños y los Jóvenes” (comúnmente conocida como la “Carta de Dallas”) para crear entornos seguros para los menores, tratar rápidamente las denuncias y castigar a los infractores.[2] La Carta estableció una política de tolerancia cero que implica la expulsión permanente del ministerio por un solo acto de abuso sexual de un menor.
Desde los primeros años de la Carta de Dallas ha existido la preocupación de que, el comprensible afán de los obispos por tomar medidas enérgicas contra los sacerdotes que cometen abusos, se produjera a expensas de las protecciones del debido proceso para los acusados. Una política de facto que establece que se es “culpable hasta que se demuestre su inocencia”.[3] Estas aprehensiones se han visto exacerbadas por la ampliación del alcance de las políticas de la Iglesia contra los abusos, a lo que se suma la percepción de un doble parámetro en el tratamiento de las acusaciones contra los obispos en comparación con los sacerdotes.[4] Las recientes revelaciones también han puesto de manifiesto que algunos obispos –que no están sujetos a la Carta de Dallas– no solo encubrieron dichos abusos, sino que fueron ellos mismos autores activos.[5]
Veinte años después de la aplicación de la Carta de Dallas, es importante preguntarse: ¿cómo ha afectado a los sacerdotes la crisis de los abusos y la respuesta institucional de la Iglesia a esa crisis?, ¿cómo ha influido en su relación y confianza con sus obispos?, ¿los sacerdotes están prosperando o les cuesta?, ¿cómo ven los sacerdotes los esfuerzos de la Iglesia para reducir los abusos y hacer que los abusadores rindan cuentas?, ¿cuál es la situación actual del sacerdocio católico en Estados Unidos?
El presente informe aborda estas cuestiones resumiendo los resultados de la mayor encuesta nacional de sacerdotes católicos realizada en más de 50 años. Este trabajo pretende medir y comprender genuinamente la experiencia de los sacerdotes. Hemos encuestado a 10.000 sacerdotes católicos, de los cuales 3.516 consultados de 191 diócesis y eparquías completaron nuestro estudio (tasa de respuesta válida del 36%). Hemos realizado entrevistas en profundidad a más de 100 sacerdotes que participaron en nuestra encuesta. También realizamos una encuesta de censo entre los obispos de Estados Unidos, de los cuales 131 la completaron (un 67% de respuesta). En este breve informe resumido, destacamos tres temas claves que se desprenden de nuestro análisis: el bienestar, la confianza y la política.[6]
EL BIENESTAR Y SUS AMENAZAS
Medimos el bienestar de los sacerdotes utilizando una de las medidas cuantitativas más completas disponibles, el Harvard Flourishing Index.[7] Este instrumento es una serie de diez preguntas, cada una de las cuales se mide en una escala de 0 a 10, que abarca dimensiones claves del bienestar como la felicidad y la satisfacción vital, la salud mental y física, el sentido y el propósito, el carácter y la virtud, y las relaciones sociales estrechas.
Nuestros datos revelan una puntuación media de 82 sobre 100 para los sacerdotes y de 83 sobre 100 para los obispos. Estas medias son relativamente altas en comparación con la población general.[8] De hecho, utilizando la puntuación de corte recomendada por el equipo de Harvard, un 77% de los sacerdotes y un 81% de los obispos pueden clasificarse como “prósperos” (flourishing). Este hallazgo es corroborado por otras investigaciones sobre sacerdotes, que también encuentran altos niveles de bienestar.[9]
Me siento extraordinariamente realizado en mi vida como sacerdote. Es decir, simplemente ser capaz de atender a la gente, ser capaz de amarla. Ser capaz de ser Cristo para ellos. Es una vida tan hermosa (sacerdote diocesano).
La formación sacerdotal equipa a los sacerdotes con prácticas regulares para cultivar la cercanía con Dios y relaciones saludables en su comunidad. Dichas prácticas contribuyen en gran medida al bienestar de los sacerdotes. En este estudio y en otros, los resultados corroboran sistemáticamente esta expectativa. A pesar de las pruebas y los factores de estrés de sus vidas, los sacerdotes estadounidenses disfrutan de niveles de bienestar superiores a la media. Como nos dijo un sacerdote religioso:
Soy feliz en mi vida. Encuentro la verdadera alegría. Me encanta lo que hago. Me encanta la gente. Siento que funciono con todos los cilindros. Cada día me recuerdo a mí mismo que soy incapaz de hacer esto por mí mismo. Me digo: “Dios, esta es tu Iglesia, cuida de ella; donde me necesites, dame lo que necesito. No permitas que me interponga en el camino”. [...] Lo que hago tiene sentido e impacto.
El sentido y el propósito que los sacerdotes encuentran en su vocación es un factor clave para su bienestar. Solo el 4% de los sacerdotes afirma estar pensando en dejar el sacerdocio. Sin embargo, poseer este sentido de propósito no significa que los sacerdotes no sufran, o que su bienestar no pueda ser erosionado. Entre las expresiones reales de satisfacción y plenitud de los sacerdotes en nuestras entrevistas, encontramos numerosas evidencias de sus desafíos y tensiones. Algunos de estos factores de estrés contribuyen al burnout en el ministerio sacerdotal.
EL BURNOUT LOS SACERDOTES
Medimos el agotamiento en los sacerdotes utilizando tres indicadores de agotamiento ministerial, replicados del estudio “Flourishing in Ministry” del psicólogo de Notre Dame Matt Bloom.[10] Nuestro estudio concluye que el 45% de los sacerdotes declara al menos un síntoma de agotamiento ministerial, que se distribuye de forma desigual entre los sacerdotes diocesanos (50%) y los religiosos (33%), y solo el 9% presenta un agotamiento grave.
La edad también es un factor importante: los sacerdotes más jóvenes son significativamente más propensos que los sacerdotes mayores a experimentar el agotamiento (fig. 1). Conocer mejor las causas del agotamiento entre los sacerdotes más jóvenes es crucial para mejorar la formación sacerdotal y la retención del clero.
En este estudio, evaluamos varias amenazas para el bienestar de los sacerdotes y los factores que contribuyen al agotamiento. Resulta que, un factor importante para el bienestar de los sacerdotes es la confianza en su propio obispo. Como dice un sacerdote diocesano: “La diócesis no solo me considera para llenar un hueco en una parroquia, para ser un engranaje de la maquinaria, sino que también soy prescindible a nivel de relaciones públicas. Si es conveniente, me tirarán debajo del autobús”.
UNA CRISIS DE CONFIANZA
La confianza es vital para las relaciones tanto personales como profesionales. Para los sacerdotes diocesanos, que hacen promesas de obediencia a su obispo, creer en su obispo es especialmente importante. Sin embargo, la confianza de los sacerdotes en sus obispos ha disminuido significativamente en las últimas dos décadas. En promedio, el 49% de los sacerdotes diocesanos expresan hoy su confianza en su obispo (fig. 2); los niveles medios de confianza varían considerablemente entre las diócesis.
Los sacerdotes diocesanos manifiestan un nivel de confianza en sus obispos significativamente menor que el de los religiosos en sus superiores mayores. La confianza en los obispos de EE.UU. en su conjunto es baja entre los sacerdotes, y solo el 24% expresa su confianza en el liderazgo y la toma de decisiones de los obispos en general (fig. 3).
En palabras de un sacerdote diocesano al que entrevistamos:
No confío en la mayoría de los obispos, para ser sincero. A todos ellos les profeso un gran respeto. Y si estuviera en su diócesis, realmente les serviría y lo intentaría. Pero solo mirando a lo largo de los Estados Unidos y a través de muchos obispos [...], yo diría que tengo una opinión general negativa de los obispos en los Estados Unidos [...] Realmente no son líderes o son solo una especie de camaleones [...] buscando subir en la escalera.
Investigaciones previas, han demostrado que un bajo clima de confianza a nivel organizativo (por ejemplo, un ambiente en que el que otras personas de su organización manifiestan poca confianza en el liderazgo organizativo), afecta negativamente a los individuos dentro de la organización, independientemente del nivel de confianza que cada uno tenga individualmente.[11] Para muchos sacerdotes, esta es la situación actual de la Iglesia.
Entre los sacerdotes que tienen poca confianza en sus propios obispos, el nivel medio de bienestar se reduce significativamente. Esencialmente, una erosión de la confianza entre un sacerdote y su obispo se asocia con una reducción del 11,5% en el nivel de bienestar de ese sacerdote, una caída de más de 10 puntos en el Harvard Flourishing Index (fig. 4).
Creo que la mayoría de los sacerdotes no confían en 'Los Obispos'. ... Pueden parecer imponentes, ya sabes, actuando desde la arrogancia, ya sabes, piensan que están por encima de la ley. ... Creo que esas afirmaciones tienen cierta validez (sacerdote diocesano).
La relación de confianza con el obispo está estrechamente relacionada con todas las dimensiones del bienestar de los sacerdotes. En la figura 5, cuanto más alta es la barra, mejor le va al sacerdote en ese ámbito: los sacerdotes que tienen mayor confianza en sus obispos están mucho mejor que los demás.
NECESIDAD DE PASTORES
Todo miembro de la Iglesia debería poder recurrir a las herramientas de apoyo espiritual cuando lo necesite, y para los laicos, este suele ser un sacerdote. Por lo tanto, parece lógico que los sacerdotes busquen el apoyo de su obispo. Sin embargo, los sacerdotes, entre sus diversas fuentes de apoyo social, son los que peor califican a su obispo (fig. 6).
Mientras más del 90% de los obispos afirmaron que ayudarían “muy bien” a un sacerdote que se acercara a ellos en busca de ayuda para sus dificultades personales, solo el 36% de los sacerdotes diocesanos dijo esto de su obispo (fig. 7). Como nos dijo un sacerdote diocesano “Llevamos una década diciendo que los obispos ven a sus sacerdotes como una carga. ¿Y sabe qué? Así lo sabemos y así lo sentimos”.
Hay un problema moral en nuestra arquidiócesis ahora mismo para los sacerdotes, para la gente. No creo que sientan que hay un pastor en este momento. Personalmente, no tengo confianza en [mi obispo]. No lo llamaría más que a un extraño en la calle (sacerdote diocesano).
En plena crisis de la Iglesia, el apoyo a los sacerdotes es más necesario que nunca. Los propios obispos reconocen parcialmente la dificultad de poder ofrecer a sus sacerdotes el nivel de apoyo que les gustaría. Nuestra encuesta a los obispos muestra que el 52% de ellos está “muy” o “algo” de acuerdo con la afirmación: “Estoy demasiado ocupado para aconsejar y pastorear personalmente a todos los sacerdotes de mi diócesis”, pero el 92% también está “muy” o “algo” de acuerdo con la afirmación: “Me esfuerzo por conocer personalmente a cada uno de mis sacerdotes”. Sin embargo, muchos sacerdotes no sienten que su obispo sea para ellos la figura paterna que desearían.
Pero, en lugar de que el obispo sea realmente un padre, solo se ha convertido en un esclavizador y un administrador que solo quiere cubrir su propio trasero y no se preocupa realmente por los sacerdotes (sacerdote diocesano).
Al menos, parte de esta desconfianza hacia los obispos proviene de las experiencias de los sacerdotes en la aplicación de las políticas creadas a raíz de la crisis de los abusos.
VIVIR EN UN ESTADO DE MIEDO
Cuando preguntamos a los sacerdotes su opinión sobre la Carta de Dallas y la política de tolerancia cero, descubrimos que la mayoría de ellos la apoyan. El 90% de los sacerdotes considera que sus diócesis tienen una fuerte cultura de seguridad y protección de los niños y casi el 70% de los sacerdotes diocesanos considera que la política demuestra positivamente los valores de la Iglesia y es importante para reconstruir la confianza con las personas en general. Sin embargo, el 40% de los sacerdotes considera que la política de tolerancia cero es demasiado dura (fig. 8).
Sin embargo, muchos sacerdotes temen que, en el clima actual, se ha vuelto demasiado fácil para alguien acusarlos falsamente de abuso. Una sola acusación, aunque se demuestre que es falsa, puede destruir la reputación de un sacerdote de forma permanente. En particular, el 82% de ellos temen ser acusados falsamente de abusos sexuales. Como nos dijo un sacerdote:
Vivir con el miedo constante a una acusación que acabe con la vida definitivamente pone una nube sobre el sacerdocio. Y honestamente, creo que la mayoría de los sacerdotes tienen eso. Porque la acusación que acaba con la vida no tiene que estar basada en ninguna realidad. Ya sabes, puede venir recuperada de la memoria de los tres años de alguien, de la terapia, y no tener ningún fundamento en nada que haya sucedido realmente, pero aun así estás condenado cuando sucede. Y todo el mundo lo sabe (sacerdote dicesano).
En esta preocupación, de nuevo, está el miedo de los sacerdotes a no ser apoyados por sus diócesis u obispos en caso de ser acusados falsamente.
Entre los sacerdotes existe esta sensación general, en primer lugar, de que los obispos no nos respaldan […] Existe esta sensación […] de que los obispos están en contra de un sacerdote que ha sido acusado, en lugar de hacer lo que el obispo debe hacer, pero apoyando al sacerdote (sacerdote diocesano).
La incertidumbre sobre el proceso una vez que se presenta una acusación contra un sacerdote, y la confianza en los rumores que esto genera inevitablemente, agrava aún más este temor. Muchos sacerdotes nos dijeron en las entrevistas que no tenían un conocimiento claro del proceso en su diócesis para el tratamiento de las acusaciones contra un sacerdote.
Nosotros, como sacerdotes, no tenemos ni idea de cuál es el proceso dentro de esa junta de revisión. Y por eso hay mucha desconfianza al respecto […] no sabemos con qué criterio se nos va a juzgar (sacerdote diocesano).
Muchos otros, aunque expresaron su pleno apoyo a la tolerancia cero frente a los abusos a menores, manifestaron su preocupación por el hecho de que los nuevos procedimientos para luchar contra los abusos sexuales contra “personas vulnerables” en sentido más amplio, junto con la percepción de la ausencia de garantías procesales, equivalían a una violación de la justicia. Como nos dijo un sacerdote diocesano: "Entiendo perfectamente que haya tolerancia cero con sacerdotes que abusan de niños, estoy de acuerdo con eso. Pero esto ha derivado en que actualmente hay cero tolerancia con cualquier falta que comete un sacerdote".
Este concepto de “adultos vulnerables” [...] es tan, tan amplio como para ser casi indefinido (sacerdote diocesano).
Regla dura y rápida de tolerancia cero, como [...] ¡en algún lugar vas a tener que trazar una línea! [...] Decir que cualquier sacerdote con una sospecha de algo [with any whiff] se ha ido, [...] ¡eso no es justo! (sacerdote religioso).
El temor a la aplicación indebida de estas políticas en una circunstancia de presuntos abusos preocupa profundamente a la mayoría de los sacerdotes. Muchos sacerdotes diocesanos, en particular, temen no contar con el apoyo adecuado de sus diócesis y obispos en caso de una acusación falsa (fig. 10).
Los sacerdotes diocesanos temen ser abandonados por su diócesis y su obispo en caso de ser acusados falsamente. Los sacerdotes religiosos, en cambio, no tienen una sensación comparable de abandono inevitable por parte de su comunidad.
Eres persona non grata cuando algo sale a la luz en términos de una acusación. Creo que debería ser […] inocente hasta que se demuestre lo contrario. Los abogados te dirán esto, si tienes que ir a ver a tu obispo por algo serio […] llegas con un abogado. De repente, es adversario, de repente, estás en tu rincón y ellos están en su rincón. Creo que eso es lo que la Carta desató: […] en la Iglesia eres culpable hasta que se demuestre tu inocencia en la Iglesia (sacerdote diocesano).
No puedes echar a esta gente a la calle. Siguen siendo parte de tu orden religiosa. No pueden ejercer como sacerdotes, pero aún tienes que vestirlos, alojarlos y alimentarlos. Por lo tanto, están todas las limitaciones impuestas a lo que pueden hacer. Ya sabes, donde viven, con quien se relacionan, ya sabes. Su capacidad para conducir un auto o ya sabes, su permiso para viajar, todo eso. Así que todo está restringido. Ya sabes, están en una cuerda muy apretada […] tenemos el compromiso de cuidar de ellos (sacerdote religioso).
Lamentablemente, muchos obispos parecen no ser conscientes de la situación general que viven algunos de sus sacerdotes. Por término medio, los obispos se ven a sí mismos de forma mucho más positiva que los sacerdotes a los que pastorean.
UN DESAJUSTE EN LA PERSPECTIVA
El Rito de Ordenación describe a los obispos como pastores, padres, hermanos y colaboradores en relación con sus sacerdotes. En nuestro estudio, descubrimos que la mayoría de los obispos se ven a sí mismos como pastores en relación con sus sacerdotes (83%), pero solo el 54% de los sacerdotes ven a su obispo como un pastor. Y, mientras la mayoría de los obispos se ven a sí mismos en relación familiar con sus sacerdotes –como hermano (73%) y padre (70%)–, el porcentaje de sacerdotes que ven a sus obispos de forma similar es menos de la mitad (28% y 28%, respectivamente). Y, mientras el 73% de los obispos se ven a sí mismos como colaboradores en relación con sus sacerdotes, solo el 32% de los sacerdotes ven a su obispo de esta manera. Por tanto, las opiniones de los sacerdotes y los obispos difieren considerablemente a la hora de caracterizar la relación que mantienen entre sí (fig. 11).
Tal vez, algunos obispos se ven a sí mismos a través de lentes de color rosa. O tal vez los sacerdotes, en un asediado y prolongado estado de estrés e incertidumbre, caracterizan injustamente a sus obispos a través de un lente de cinismo y miedo. O tal vez haya algo de verdad en ambas perspectivas. De hecho, muchos sacerdotes sienten que las políticas introducidas desde la Carta de Dallas han despersonalizado su relación con sus obispos. Ven a los obispos más como directores generales, burócratas y guardianes legalistas de las finanzas diocesanas que como padres y hermanos. Como dijo un sacerdote diocesano: “Nuestro arzobispo es una figura remota. No es nada agradable. No es accesible. Parece ser un director general ocupado y un funcionario religioso”.
En un sentido práctico, determinar qué punto de vista refleja la realidad con exactitud es irrelevante. Para cambiar el impacto negativo de estas percepciones y preservar y fortalecer lo que es positivo, es necesario reparar la confianza, mejorar la comunicación y reforzar el sistema de apoyo.
RECONSTRUIR LA CONFIANZA: RECOMENDACIONES DE LOS SACERDOTES SOBRE CÓMO AVANZAR
Cuando se les preguntó qué medidas debían tomarse para mejorar la confianza de los sacerdotes en sus obispos y superiores, los sacerdotes identificaron tres necesidades principales:
1. Fortalecer las relaciones personales como hermano y padre, más que como empleador. Esto incluye, por ejemplo, conocer los nombres de los sacerdotes, comprometerse auténticamente con los sacerdotes en eventos sociales, y encontrar formas de relacionarse con humildad y de manera no burocrática:
- “El obispo debe ser, en primer lugar, un padre espiritual para su sacerdote y no solo un director general/administrador. Debe encontrar tiempo para establecer una relación personal con sus sacerdotes”.
- “Estoy cansado de obispos que actúan principalmente como directores generales y no como pastores de la Iglesia y sucesores de los Apóstoles”.
- “Los obispos tienen que ser un padre y un hermano para sus sacerdotes. En otra palabra, tienen que ser una familia y no un jefe”.
- “Los obispos deben conocer a su clero. Deben pasar tiempo con ellos en reuniones sociales, o de otras maneras informales, para que se pueda construir una relación entre el Obispo y sus sacerdotes”.
2. Los sacerdotes expresaron la necesidad de una comunicación más clara y abierta (tanto por parte de los obispos como de los superiores mayores), así como de transparencia en cuanto a la planificación y la toma de decisiones en torno a asuntos como las finanzas y las asignaciones.
Los sacerdotes también hicieron hincapié en la necesidad de transparencia sobre el proceso de revisión de las denuncias de abusos, garantizando el debido proceso, proporcionando más claridad en torno a las denuncias presentadas contra los sacerdotes, y tratando a los acusados como inocentes hasta que se demuestre su culpabilidad:
- “Creo que necesitamos una comunicación más abierta y menos estructurada”.
- “Una mayor transparencia por parte de los obispos y los superiores mayores ayudaría. Demasiados confían en los abogados y no en el Espíritu”.
- “La confianza es una calle de doble sentido. Cuando los obispos empiecen a demostrar que confían en los sacerdotes, entonces los sacerdotes podremos empezar a sentir que podemos confiar en los obispos”.
- “Más transparencia en la toma de decisiones y más consultas a los sacerdotes”.
- “[Lo que necesitamos de parte del obispo] es un sí, entendemos lo que ustedes realizan allá en la trinchera y vamos a apoyarlos […] no somos un adversario en este proceso”.
- “Los obispos tienen que tomar medidas claras para garantizar que un sacerdote, que es falsamente acusado, pueda tener la presunción de inocencia antes que de culpabilidad, y no ser automáticamente presumido culpable al ser inmediatamente desalojado de su rectoría, su nombre publicitado, etc. Actualmente, no tengo fe en que mis derechos sean protegidos en una acusación falsa”.
- “Sería útil una mayor comunicación sobre asuntos personales y pastorales con el clero. A menudo, los sacerdotes se comunican con su obispo cuando realizan una visita pública a la parroquia o cuando los miembros de la curia no pueden abordar un asunto. Demostrar interés por los sacerdotes y su ministerio fuera de los actos públicos y antes de abordar cuestiones administrativas o personales probablemente reforzaría la confianza con muchos miembros del clero”.
3. Por último, muchos sacerdotes también hicieron hincapié en la necesidad de que los obispos rindan cuentas para reconstruir la confianza con los sacerdotes y los laicos:
- “Como párrocos y vicarios parroquiales, no tenemos ningún recurso para ofrecer una corrección fraternal a nuestros superiores, por lo que los hermanos deberían trabajar con sus pares en la exigencia de sus responsabilidades”.
- “Los obispos deben rendir cuentas al igual que los sacerdotes [...] Además, deben ser fieles a la doctrina católica que, lamentablemente, muchos no lo son”.
- “Los obispos necesitan medidas eficaces de rendición de cuentas. Son administradores de la diócesis y sus recursos, no directores generales”.
- “Los obispos deberían ser más responsables de los errores que han cometido”.
- “Los superiores deberían rendir más cuentas a sus representados. Al igual que los profesores se someten a la evaluación de sus alumnos, los superiores deberían rendir cuentas de la eficacia de su liderazgo”.
- “Los obispos deberían tener alguien a quien rendir cuentas. No hay un sistema de controles y equilibrios con su autoridad”.
CONCLUSIÓN
Dos décadas después de la aplicación de la Carta de Dallas, los sacerdotes de Estados Unidos siguen apoyando sus políticas fundamentales y confían en la eficacia de la Iglesia para salvaguardar a los vulnerables. Los sacerdotes católicos estadounidenses siguen demostrando que están prosperando en sus vocaciones. Sin embargo, esta buena noticia se ve atenuada por los preocupantes indicios de agotamiento entre los sacerdotes más jóvenes, la falta de confianza en las protecciones existentes para los sacerdotes acusados de mala conducta y la correspondiente falta de confianza en los obispos, que han llegado a ser vistos menos como padres y hermanos que como administradores.
Reforzar las protecciones del debido proceso al tiempo que se mantienen las fuertes medidas de salvaguardia en vigor, incluida la tolerancia cero, no es tarea fácil. Perseguir los objetivos de la Carta de Dallas de crear entornos seguros, proporcionar curación, reconciliación y justicia a las víctimas de abusos sexuales por parte del clero, y responsabilizar a los abusadores y a los facilitadores, no debería considerarse incompatible con ofrecer apoyo y el debido proceso a los sacerdotes. La justicia exige que la Iglesia proteja a los inocentes, incluidos los sacerdotes inocentes.
Tal vez no haya un reto pastoral más urgente para los obispos hoy en día que el de restaurar la confianza tras la crisis de los abusos. Encontrar formas de restaurar y fortalecer la confianza de sus propios sacerdotes es una parte enorme de ese desafío, que tiene implicaciones para todos los católicos.
Al completar este estudio, The Catholic Project espera contribuir a una cultura de apoyo, responsabilidad y justicia en la Iglesia estadounidense actual.
APÉNDICE: METODOLOGÍA Y DATOS DEMOGRÁFICOS DE LA MUESTRA
1. Encuesta nacional de sacerdotes católicos
Tipo de muestra. Realizada por Gallup entre el 15 de febrero y el 30 de junio de 2022, el componente cuantitativo de nuestra encuesta de sacerdotes –la mayor encuesta del sacerdocio estadounidense en los últimos 50 años– se basó en una gran muestra representativa a nivel nacional de sacerdotes diocesanos y religiosos en los Estados Unidos. Dichas muestras se estratifican en función de características claves para que coincidan proporcionalmente con las de la población, lo que permite realizar generalizaciones estadísticas (es decir, suponer que los porcentajes que aparecen en los datos del estudio son comparables a los que se habrían encontrado si se hubiera encuestado a todos los individuos de la población).
Marco de muestreo. Official Catholic Directory –una base de datos de sacerdotes de EE.UU. disponible comercialmente, la lista más completa de sacerdotes hasta la fecha– sirvió como marco de muestreo (la lista que los investigadores utilizan para reunir una muestra probabilística) para este estudio. De los 26.807 sacerdotes incluidos en la lista (menos los 500 encuestados del estudio piloto), Gallup seleccionó una muestra aleatoria de 10.000, estratificada proporcionalmente por región censal (cuatro categorías) y tamaño de la diócesis (cuatro categorías).
Contacto. Un procedimiento de contacto en varias fases mediante una carta personalizada en inglés y/o un procedimiento de correspondencia electrónica personalizada dio lugar a 3.794 respuestas. Después de excluir 278 (por duplicación, falta de indicación de consentimiento, <50% completado, y/o el encuestado se había mudado fuera de los Estados Unidos) el N final fue de 3.516 respuestas, para una tasa de respuesta de casos válidos del 36%.
La muestra obtenida se ponderó para ajustar la probabilidad de selección, el sesgo de falta de respuesta y el estado de elegibilidad por estratos (es decir, se realizaron ajustes de corrección para que los análisis que utilizaban la muestra obtenida fueran representativos de la población de sacerdotes de EE.UU. sobre la base de la región y el tamaño de la diócesis). Todos los datos fueron anónimos para proteger la privacidad de los encuestados.
Margen de error y error de muestreo. El margen de error de muestreo final, teniendo en cuenta los efectos del diseño y después de la ponderación de los datos, es de ± 2 puntos porcentuales con un nivel de confianza del 95% (es decir, se espera que los resultados presentados expresen aquellos presentes en la población, más o menos 2 puntos porcentuales del valor declarado). Sin embargo, hay que tener en cuenta que la formulación de las preguntas y otros factores prácticos de la investigación con personas pueden introducir sesgos o errores en los resultados de las encuestas de opinión pública; al igual que con todas las estadísticas comunicadas, estas se basan en la probabilidad y no deben considerarse como un hecho invariable.
Datos cualitativos: Las citas presentadas representan puntos de vista compartidos y proceden de entrevistas en profundidad realizadas a una muestra de más de 100 sacerdotes de Estados Unidos. La recopilación de datos cualitativos fue dirigida por la Dra. Tricia Bruce, de la Universidad de Notre Dame.
2. Encuesta nacional a los obispos católicos de Estados Unidos
La recopilación de datos para la encuesta del censo de obispos de Estados Unidos fue realizada por el Center for Applied Research in Apostolate (CARA), un centro de investigación sin fines de lucro que lleva a cabo investigaciones científicas sociales relativas a la Iglesia católica desde 1964. La encuesta, administrada en papel y en línea, fue creada en colaboración entre CARA y la Catholic University of America (CUA); los datos se recogieron entre octubre de 2021 y febrero de 2022. Se contactó a los obispos por correo postal con una carta de presentación personalizada en la que se invitaba a participar y se adjuntaba la encuesta; se realizaron dos seguimientos para los que no respondieron. El número final fue de 131 encuestados (tasa de respuesta del 67%). Suponiendo una distribución aleatoria (nota: los datos se recogieron de forma anónima), el margen de error es del 5,1%.
[1] El informe original en inglés se encuentra disponible en [consultado: 20-11-2022]. Las notas al pie las hemos mantenido según el Manual de Estilo de origen. Las fotografías son nuestras.
[2] Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. “Charter for the protection of children & young people”, 2002. https://www.bishop-accountability.org/resources/resource-files/churchdocs/DallasCharter.pdf
[3] Avery Cardinal Dulles, SJ. “Rights of accused priests: Toward a revision of the Dallas charter and the essential norms”. America. The Jesuit Review, 2004. https://www.americamagazine.org/issue/488/article/rights-accused-priests.
[4] Papa Francisco, “Vos estis lux mundi”, 2019. https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2019/05/09/0390/00804.html#EN; MPR News, “Crookston Bishop Hoeppner resigns after Vatican probe into cover-up”, 13 de abril de 2021. https://www.mprnews.org/story/2021/04/13/crookston-bishop-hoeppner-resigns-after-vatican-probe-into-coverup
[5] Véase Fiscal General de Pensilvania. “Report I of the 40th Statewide Investigating Grand Jury” (2018). https://www.attorneygeneral.gov/wp-content/uploads/2018/08/A-Report-of-the-Fortieth-Statewide-Investigating-Grand-Jury_Cleland-Redactions-8-12-08_Redacted.pdf; véase también https://www.vatican.va/resources/resources_rapporto-card-mccarrick_20201110_en.pdf
[6] El presente informe solo pretende ser un resumen de los aspectos más destacados y no un análisis exhaustivo de nuestros datos. Presentamos estadísticas descriptivas sobre indicadores de bienestar, confianza y actitudes hacia las políticas. En los próximos meses se llevarán a cabo pruebas estadísticas más rigurosas, análisis de datos cualitativos en profundidad y revisiones por pares. Téngase en cuenta que el margen de error en las estadísticas presentadas para todas las encuestas de sacerdotes (1993, 2001 y 2022) es de ± 2 puntos porcentuales y para la encuesta de obispos de 2022 es de ± 5 puntos porcentuales.
[7] VanderWeele, Tyler J. J. “On the promotion of human flourishing”. Proceedings of the National Academy of Sciences 114, no. 31 (2017): 8148-8156.
[8] Véase, por ejemplo: VanderWeele, Tyler J., Jeffery Fulks, John F. Plake y Matthew T. Lee. “National well-being measures before and during the COVID-19 pandemic in online samples”. Journal of General Internal Medicine 36, no. 1 (2021): 248-250; y Chen, Ying, Richard G. Cowden, Jeffery Fulks, John F. Plake, y Tyler J. VanderWeele. “National Data on Age Gradients in Well-being Among US Adults”. JAMA psychiatry (2022).
[9] Rossetti, Stephen J. J. Why priests are happy: A study of the psychological and spiritual health of priests. Notre Dame. IN: Ave Maria Press, 2011; Rossetti, Stephen J. Priesthood in a time of crisis: A new study of the psychological and spiritual health of priests. Notre Dame, IN: Ave Maria Press, 2023.
[10] Ver https://wellbeing.nd.edu/flourishing-in-ministry/
[11] Véase, por ejemplo: Jiang, Lixin, y Tahira M. Probst. “Do your employees (collectively) trust you? The importance of trust climate beyond individual trust”. Scandinavian Journal of Management 31, no. 4 (2015): 526-535. https://doi.org/https://doi.org/10.1016/j.scaman.2015.09.003